Hacer de un negocio una empresa

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El medio de la informática y el internet han experimentado un cambio radical en las dos últimas décadas. Chrome, el único navegador para nueve de cada diez usuarios (números redondos), no existía, como tampoco Safari, hoy en un distante segundo lugar. Google, cuyas acciones empezaron a cotizarse públicamente a finales de 2004, se convertiría en un gigante de tal tamaño que una década optó por reestructurarse en un puñado de subsidiarias, bajo la tenedora Alphabet Inc. Un instrumento tan útil como un mapa con geolocalización y ruta a seguir no lo tenía nadie en la palma de su mano porque ni siquiera existían los teléfonos inteligentes. Automóviles que se condujeran solos continuaba como materia de ciencia ficción, pues el estándar 5G, sin el que es irrealizable, tampoco existía. 

En ese lapso, el tamaño de las empresas basadas en tecnología no solo creció, sino que comenzó a verse con desconfianza, justo por su omnipresencia. Los efectos negativos afloraron como controversias públicas, que hoy son parte de la cotidianidad noticiosa. El servicio Uber S, introducido en 2012, dio lugar a bloqueos del aeropuerto en la Ciudad de México. Airbnb es el blanco de protestas en Barcelona, Venecia y otras ciudades de alto aprecio turístico. Ni qué decir del imposible acto de equilibrismo entre tolerancia y censura que se exige de las redes sociales, más la creciente apreciación de que violan la privacidad y trafican con información. 

Pero en 2003, en aquel ámbito ajeno a todo lo antes mencionado, se fundó Caprinet, un negocio incipiente, en una circunstancia de lo más habitual: Un grupo de jóvenes recibe un encargo de consideración y entre todos deciden “quemar sus naves”. Abandonan la certidumbre que les da tener un empleo con un ingreso predecible y regular y la emprenden por cuenta propia. De manera inmediata tienen una tarea por resolver, un compromiso qué cumplir. En lo que se ocupan de sacarlo adelante, darán los pasos para asegurarse mañana más encargos, resolver más tareas y continuar. 

La palabra “negocio” describe perfectamente aquella situación. Deriva de las palabras latinas nec y otium, es decir, “ausencia de ocio”. Para los romanos de la Antigüedad, el ocio era lo que se hacía sin recompensa alguna y por extensión, la negación del ocio significaba lo que se hacía a cambio de obtener una compensación material por el esfuerzo. Lennken Group fue un esfuerzo de esa naturaleza al nacer.  

Cuando se le pregunta qué sería de él si no hubiera dado aquel paso, el CEO de Grupo Lennken despliega su imbatible sentido del humor: “Seguramente ya me habría arrancado los pelos y vuelto loco en algún corporativo”. Sin embargo, esa broma ilustra una cuestión que en aquel principio era una intuición: lo que estaba en juego no era algo tan restringido como solo sobrevivir.  

Desde la trinchera —y por qué no, desde la relativa protección que da el mundo de la tecnología, con su terminología y sus conceptos tan arcanos para los mortales comunes—, las palabras de Roberto Acevedo, Director de Operaciones, formulan esa mayor amplitud con una certeza más conscientemente asumida. Al examinar su larga trayectoria dentro de la empresa, reconoce que Lennken Group “me ha dado una perspectiva profesional de empresario”. ¿En qué consiste esa perspectiva? Además de tirar líneas y líneas de código, colaborar dentro de Lennken Group “me ha dado experiencia en la operación y en los negocios.” En su quehacer diario, escribir ese código no se justifica por sí solo, sino que presupone dar respuesta a las necesidades del otro. “Los retos a los que te afrontas intimidan. Pero no son imposibles de superar,” expresa. 

En efecto, empresa es algo más que un negocio. Según los académicos, consiste en un sistema en el que se materializa una idea de forma planificada, para satisfacer las demandas y deseos de clientes a través de una actividad. Requiere de visión previa, plan de negocios, objetivos, estrategia, tácticas y políticas de actuación. Todo esto es el extra que con el paso del tiempo se ha manifestado más y más claramente en la precepción de quienes dirigen Lennken Group.  

“Era una jovencita con un gran empuje, pero con muy poca experiencia”, recuerda Patricia Limón, directora de Estrategia de Capital Humano. “Mauricio creyó en mí y me dejó hacer lo que quisiera. Pensé cómo podríamos mejorar el desempeño de las personas y hacerlas crecer”. El fruto actual de sus inquietudes no es solo el área de recursos humanos en sus funciones estandrizadas dentro de cualquier empresa, sino otros aspectos fundamentales en la obtención de buenos resultados a través de los años, como la gestión correcta de los procesos y el aseguramiento de la calidad. 

Los frutos del esfuerzo conjunto de los emprendedores que formaron Lennken Group —los ya citados y muchos más— ha sido el crecimiento del grupo mismo. Hoy es un conglomerado de más de diez razones sociales, en actividades tan diversas, pero también tan entrelazadas como la administración de empresas y recursos humanos, los fondos de inversión de capital de riesgo, la operación de centros de atención telefónica a clientes y usuarios, el marketing digital o los servicios de fábrica de software. “Los fines de semana no son tan intensos en trabajar”, asegura Prieto, de nuevo con un toque de humor. Édgar Reséndiz, Director de Banca y Finanzas, lo manifiesta más claramente. Entre estos frutos están los aspectos materiales: Lennken Group “me ha dejado un patrimonio formado con un gran esfuerzo en conjunto con mis socios”. Son aspectos obvios y esenciales de todo negocio y toda empresa, si han de continuar a través del tiempo. Pero Reséndiz no pasa por alto los aspectos más trascendentes, orgullo y satisfacción al ver “cómo va creciendo y conseguimos ser generadores de empleo”. 

“Es muy diferente hacer una empresa que hacer un negocio”, señala Prieto. Para hacer de esa diferencia una realidad tangible, con mucho esfuerzo él y sus acompañantes de camino han afrontado desvelos, incertidumbres, logros, equivocaciones y aciertos. Una empresa es una incógnita que se debe despejar una y otra y otra vez. “Con todo y todo, no lo cambiaría por nada”, concluye.  

Iraís Martínez

Gerente de Mercadotecnia de Lennken Group. Responsable de la estrategia de mercadotecnia y comunicación. Líder de los proyectos de implementación y estrategias de CRM para la generación de demanda.

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