
Está documentado que más de un año de trabajar de manera remota le obsequió una sorpresa a las jerarquías directivas. Contra pronósticos y expectativas, la respuesta de la fuerza de trabajo hizo posible que ese modo de colaborar fuera exitoso.
Pero esto no significa que quienes ocupan la llamada c-suite (“los meros meros”, por decirlo coloquialmente en México, los que deciden) estén convencidos de que el trabajo del futuro se encamine en esa dirección. Un argumento poderoso es un escepticismo natural: la pandemia amenazó por partida doble, a la salud y a la estabilidad laboral. Así que de cara a una crisis económica que a todas luces se mostraba catastrófica, quienes conservaban una fuente de ingresos respondieron responsablemente, con todo y las incomodidades del trabajo en casa. Pero está por verse si esa actitud continúa a la larga.
Siete mitos sobre lo laboral
Quienes se especializan en mirar hacia adelante, pronostican que el modelo laboral que terminará por imponerse a futuro será una mezcla entre dos extremos: ni la “chamba” de antes, nueve a seis de lunes a viernes, ni pasársela en videoconferencias entre los dimes y diretes domésticos.
Para sustentar este pronóstico, la consultora Gartner publicó 7 Myths Standing Between You and the Hybrid Future of Works (Siete mitos que se interponen entre tú y el futuro híbrido del trabajo), un reporte dirigido a la alta dirección. ¿Cuáles son esos siete mitos en torno al trabajo a futuro?
La validez de estos siete enunciados varía de empresa a empresa. Sin embargo, las tecnologías asociadas a la transformación digital, un proceso del que se habla desde inicios de la década pasada, darán forma al mundo laboral en los años por venir. Repasemos cuatro aspectos en los que estas tecnologías harán una contribución fundamental.
Colaboración
Aunque la cifra varía según la fuente, es posible asegurar que en torno a la mitad de la fuerza de trabajo está a favor del modelo híbrido de trabajar. Esto implica que la videoconferencia, con todos sus pros y sus contras, mantendrá la posición central en la que la colocó de súbito el estallido de la pandemia.
Sin embargo, el hecho de que los empleados puedan comunicarse entre sí no equivale a que colaboren eficientemente. En particular, necesitan que sus intercambios conduzcan a mejorar las relaciones con los clientes.
Lo anterior hace que las plataformas de CRM también ocupen una posición central. Si los contactos interpersonales han de disminuir, aunque no desaparezcan, la necesidad del perfilamiento numérico que esas plataformas hacen posible crecerá en alcance e importancia.
Los CRMs surgieron como recursos de servicio al cliente adquirido. Gradualmente evolucionaron al seguimiento de contactos y prospectos. Ahora, con el desarrollo de las tecnologías de análisis numérico e inteligencia artificial, extienden su utilidad a la actividad comercial de punta a punta y otras áreas. Administración de proyectos y finanzas encontrarán cada vez más que las capacidades de un CRM para perfilar y dar seguimiento preciso de cada clientes les aportan valiosa ayuda para la ejecución se sus funciones.
Visualización
Todos hemos experimentado en distintos grados la frustración que una videoconferencia puede producir. Ni la expresión hablada ni los textos son lo más eficiente o lo suficiente para transmitir ideas de cierta naturaleza. De mil y una formas, una persona con una pantalla de proyección puede enriquecer, aclarar y complementar la comunicación mediante ademanes y gestos, entonación de voz y movimiento corporal. Todo eso falta sentado frente a una pantalla con un mosaico de tres, diez o más rostros.
En esta era digital, las herramientas de visualización de datos asociadas a la inteligencia de negocios son un versátil auxiliar al momento de explicar conceptos de negocios. Su importancia habrá de incrementar a medida que otros recursos digitales coloquen al alcance de las empresas cantidades de datos sobre clientelas y mercados que no tienen precedente. Los datos por sí solos no son suficientes; las personas necesitamos recursos de visualización que los transformen en información relevante.
Otro recurso de reciente aparición, gracias a los avances en capacidad de cómputo y tecnologías 3D, es el del gemelo digital. En esencia, consiste en crear una reproducción virtual de un espacio que existe en la realidad. Con un gemelo digital, por ejemplo, se puede monitorear el uso (o desperdicio) de la energía en una instalación industrial o en una oficina. Por esta vía se ponen a prueba formas distintas de aprovechamiento del espacio, para medir si hay forma de obtener mayores eficiencias.
Por otro lado, los visores de realidad virtual abren nuevas posibilidades de colaboración a distancia. El diseño de productos manufacturados, objetos tan distintos como una nueva botella para una bebida, un aparato electrodoméstico o una herramienta, se podrán someter a consideración de los diferentes especialistas que contribuyen a su desarrollo, igual que a grupos de enfoque de consumidores, para un mayor refinamiento.
Automatización
Los desarrollos en tecnología de inteligencia artificial y machine learning ya tienen en este momento un amplio campo de posibilidades en la ejecución de tareas rutinarias. Aunque no exijan de alta especialización, exigen la capacidad de discernimiento de las personas para su correcta ejecución.
Un ejemplo concreto es la limpieza de grandes instalaciones comerciales. Se confía a personas porque la pueden ejecutar sin obstaculizar los desplazamientos de la clientela, cosa que un aparato no puede. Sin embargo, se trabaja ya en el desarrollo de robots inteligentes, que puedan aprender a navegar entre personas y objetos inanimados. Su uso abarca desde centros comerciales hasta terminales de transporte. De cara a las restricciones al aforo impuestas por la pandemia, sustituir personas con robots incrementa el aprovechamiento de cada metro cuadrado de construcción.
A plazo más largo, las facultades de autocontrol que los robots puedan adquirir encontrarán otros usos en instalaciones industriales. Es razonable pensar que las tareas de suministro de insumos a líneas de producción fabriles serán confiadas cada vez más a los autómatas, en la medida que vaya ocurriendo la transición generacional de la fuerza de trabajo.
De reciente aparición es otro concepto, la hiperautomatización. En esencia consiste en modificar la cultura organizacional de manera que se fomente la exploración de usos y la experimentación con tecnologías digitales, simplificar los procesos internos y aprovechar tecnologías ya existentes y asociadas a la transformación digital (como la minería de datos, por citar un ejemplo).
A mediano plazo, la promesa de las plataformas de inteligencia artificial descansa sobre todo en la automatización de la toma de decisiones a nivel táctico. Decisiones más acertadas a costos más bajos significan una mayor productividad y por ende, mejores resultados.
Conectividad
Un parte sustancial de las tecnologías de punta se da en el ámbito del internet de las cosas, donde los sistemas de sensores monitorean a las personas y los aparatos, para conducir a estos últimos. Estas comunicaciones ocurren por vía inalámbrica, lo que implica el reforzamiento de las infraestructuras de comunicación inalámbrica.
Por extensión, se ampliará la demanda y uso de dispositivos y tecnologías relacionados: sensores, pilas eléctricas y dispositivos y sistemas de control. Su costo disminuirá.
Sin embargo, el desarrollo de estas posibilidades depende sobre todo de que las redes de comunicación se actualicen con el estándar 5G y estén disponibles no solo en ámbitos localizados sino de manera generalizada. El potencial del internet de las cosas es amplio, pero solo se hará realidad plena si la cobertura el estándar 5G se extiende más allá de los grandes centros urbanos a las ciudades medias, donde los costos de operación son un imán que atrae el establecimiento de empresas pequeñas.
De un modo u otro, el reconocimiento en marzo de 2020 de que la covid-19 representaba una pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud marcó un punto de no retorno. Empresas grandes y pequeñas se vieron empujadas a un proceso de cambio sin precedente. El perfil laboral del futuro sigue difuso, si no por otra razón, porque la pandemia misma, su detonante, continúa sorprendiendo. Ante esa indefinición, dos cosas son certeras. Una, que el protagonismo de la transformación digital se adelantó años enteros. Otra, que las cosas no volverán a ser como antes.